Ritos funearios, por Hannah Kent

 

Alba Editorial | 255 págs. | 19.50 €

 Hace unos días terminé de leer Ritos funerarios, del que hoy os traigo mi opinión. Había visto algunas reseñas por la blogosfera y me había llamado la atención, por ser un género al que no estaba acostumbrada. Conforme iba avanzando en la lectura acabé por descubrir que, habiendo empezado pensando que era un libro sobre misterio, estaba totalmente equivocada, y había acabado por leer mi primer libro sobre el romanticismo gótico, al más puro estilo Brontë (aunque tampoco puedo decir tal cosa, porque no he leído a ninguna de las hermanas Brontë por el momento).



La novela nos cuenta los últimos meses de vida de Agnes, una sencilla criada que ha sido sentenciada a muerte por el asesinato de su señor y amante Nathan, así como de su amigo Peter. Junto a Agnes, hay otros dos acusados de dichos asesinatos, aunque la historia se centra solamente en Agnes. Debido a que el costo de llevarlos a una cárcel en Dinamarca es demasiado para asumirlo, los gobernantes del momento deciden que es mejor que los acusados pasen los últimos meses en las casas de diferentes familias campesinas, donde podrán eximir sus pecados.

Esta novela esta basada en unos hechos reales que acontecieron en Islandia durante 1829 y 1830, en el cual tres personas fueron acusadas del asesinato de otras dos y tratar de ocultarlo con un incendio. Además, se sabe que Agnes -pues se utiliza su nombre real-, fue la última persona en ser decapitada en Islandia.

La novela está narrada desde diferentes puntos de vista. Desde la visión de Agnes, la acusada; desde la visión del clérigo que va todos los días a oír las confesiones de Agnes; y desde el punto de vista de la señora de la casa. Desde esos tres ángulos iremos reconstruyendo no solo la historia de Agnes, sino el sentir general de las personas de Islandia para con estos terribles hechos así como la visión del sacerdote. Creo que habría sido interesante ver quizá, el conflicto de intereses que, digo yo, supone estar ante una persona que es una asesina, pero aún así, trabajar para que se gane la absolución.

La forma narrativa es lenta, porque es más un relato hacia el interior, un relato intimista, que una novela con ritmo y muchos diálogos. Es por eso que hasta que la historia no arranca, no te ves atrapada en la novela. Creo que la construcción de la novela a través de los tres puntos de vista enriquece muchísimo la novela y nos permite ver una evolución en los personajes.

El uso que hace la autora de la perspectiva de Agnes es diferente. Por un lado, tenemos la perspectiva actual, en la que ella nos cuenta como se va sintiendo con respecto a estar en una casa ajena, que le trae recuerdos y como la tratan las personas. Y como se va sintiendo a medida que se da cuenta de como actúa. Por otro lado, está la parte en la que Agnes nos cuenta como era la vida con Nathan, que paso realmente, como llego a esa situación. Al final, descubrimos que paso realmente y como tanto el sacerdote, como la familia con la que ha convivido llegan a una comprensión clara de los hechos.

Lo que también se pone de manifiesto en el libro es la poca credibilidad o autoridad que tenía las mujeres de aquel momento. Por lo que se puede deducir o se deduce durante la trama, no le dan opción a explicar la versión de los hechos a ninguna de las mujeres acusadas. Pues de los tres acusados, dos son mujeres y el otro, un hombre. Se refleja la injusticia y desigualdad que había en aquella época, no solo en lo ya mencionado, sino en otras partes de la historia, donde las mujeres tienen que pedir permiso para poder hacer ciertas cosas.

Añadir por último que esta novela es, si mal no recuerdo, una tesis doctoral de la autora. Y que en la nota del autor pone que, obviamente, los hechos y nombres históricos se han mantenido pero que la historia es ficticia. Sin embargo, ella quería dotar al personaje de Agnes de una perspectiva humana para el lector.

En conclusión, Ritos funerarios es una novela que se cuece a fuego lento, que te absorbe al ritmo que la trama avanza, con un final escrito y en el que se mezclan la información y los hechos más crudos con los sentimientos más dulces y puros.