Pioneros, de Willa Cather

Alba Minus | 181 págs. | 12 €

"Un día de enero de hace treinta años, la pequeña ciudad de Hanover, anclada en una meseta de Nebraska, intentaba que no se la llevara el viento. Una neblina de ligeros copos de nieve se arremolinaba en torno al puñado de edificios bajos y sin gracia que se amontonaban sobre la pradera gris bajo un cielo gris."

Así comienza Pioneros una novela que imagino, estaréis hartos de ver por la blogosfera porque fue la lectura del Club Pickwick de los meses de Enero y Febrero. Tengo que decir que me lo salté un poco a la torera porque lo leí a finales de febrero, principios de marzo ya que no me dio tiempo. Sin embargo, como ahora mismo están leyendo Nada, de Carmen Laforet, decidí hacer su lectura finalmente, puesto que no iba a leer la lectura de estos dos meses. Ya leí Nada hace cuatro o cinco años y no me sentía con ganas de releerla en estos momentos.

¿De qué trata Pioneros? Corre el siglo XIX y en las tierras de Nebraska todo el mundo se apresura a vender sus tierras porque parecen dejar de ser fértiles, dejan de dar ganancia. La historia se centra en Alexandra, la única hija y primogénita de un granjero que, al fallecimiento de su padre, se hará cargo de la granja y de su gestión. Sus hermanos, trabajadores todos de las tierras, aceptan tal decisión, que tiene la bendición de su padre, y se pondrán a las ordenes de su hermana. Alexandra, que tiene buen ojo para la tierra, decide arriesgarse e inventir en su tierra, además de comprar las de sus vecinos. Con el paso de los años, vemos con Alexandra a triunfado allí donde otros no lo han conseguido y durante su madurez, disfruta de los beneficios que le da la tierra que años atrás trabajó.

La breve novela es un retrato de la época de aquel entonces en Nebraska y de como vivían las gentes, las condiciones y las reglas sociales. Pero también es el retrato de la excepcionalidad en un mundo todavía dominado por hombres y donde, con más lentitud que en las grandes ciudades, van llegando los cambios. La obra esta dividida en diferentes épocas de la vida de Alexandra, desde su juventud hasta su madurez. En cada una de sus etapas se aprecia también como va cambiando la percepción que tiene la gente sobre de ella.

De hecho, más que la historia en sí, lo que más me atrajo de la novela es ver como cambia la percepción de sus familiares y amigos sobre ella. Durante su juventud, vemos que su padre, a pesar de haberse criado en un ambiente donde los hombres son la voz cantante, confía más en ella para sacar adelante la casa y las finanzas que en sus hermanos. En esa primera etapa, también sus hermanos, a pesar de sus reservas, acaban por apoyar a su hermana.

Pasados los años, Alexandra, fruto del trabajo duro y su inteligencia, ha conseguido no solo rentabilizar los años más duros de su vida, sino que ahora posee su propia hacienda, así como sus hermanos, con quienes se ha divido las tierras que compraron y en las que invirtieron. Alexandra, la muchacha llena de determinación, se ha convertido en una mujer fuerte y segura de sí misma, que no necesita a nadie que la mantenga ni que la proteja, pues ella misma ha sabido hacerlo.

Pero al mismo tiempo, se ve el sacrificio que ha tenido que hacer Alexandra. De trabajar duro, dejando al margen quizá otros intereses sociales. Así, cuando en la vida de Alexandra aparece un antiguo amigo de la familia por el que siente una clase distinta de afecto, sus hermanos no tardaran en opinar sobre ello. Por un lado, el pequeño, por el que más trabajo Alexandra para que tuviera un futuro, que después de tantos años, ha dejado de ver el lado humano de su hermana, creyéndola incapaz de enamorarse.

Por otra, sus hermanos medianos, que solo ven en su amigo de la infancia a alguien que quiere engañar y engatusar a la tonta de su hermana. Esa hermana tonta que ha conseguido sacar beneficios y provecho de la tierra que ellos ahora disfrutan. Pero parece ser que la inteligencia de su hermana solo se aplica en según que ámbitos, y que, cuando se trata de amoríos, las mujeres somo ciegas ante los hombres y sus intenciones. Empieza entonces una campaña para minar la autoridad de su hermana sobre las tierras que, de hecho, son suyas, o sobre la capacidad que tiene esta para elegir con quién compartir la vida con raciocinio.

Sin duda alguna, estos temas están bien tratados en la novela, aunque sin llegar a profundizar demasiado. Esto, por un lado, ocasiona que, en cierto modo, la novela se quede un poco corta en cuanto a su profundidad, pero a la vez, mantenga un ritmo ágil y constante que mantiene enganchado al lector

Pioneros es una obra que hay que leer, pues a pesar de su aparente sencillez, logra enriquecerse con matices que nos da, si un retrato de la vida social de aquel entonces, con los cambios modernistas que se avecinaban; pero también una visión del momento y el status social de la mujer americana en la vida rural.